Como cada dos por tres, al criadorcillo de turno, le dio por preñar a su perra y empezó a frotarse las manos ante el posible negocio que crecía en la barriguita de ésta.
Como cada tres por cuatro, los cachorritos nacieron, sin haberlo pedido y fueron colgados en internet, periódicos, tablones de anuncios...al módico precio de X euros, por el bien de su raza o especie.
Como cada cuatro por cinco, los futuros compradores acudían a la vitrina, a ver esos bellezones que alegrarían sus días, bellezones a X euros... se repetía!!!
Y como cada cinco por seis, uno por uno, a esa perrita mamá, le fueron retirando a sus hijitos, tan guapos, tan relindos... dejando que el espacio que antes ocupaban en ella, la más absoluta NADA.
Pero hubo uno, el pequeño Blanc, que no llamó la atención de nadie, hubo uno que fue viendo marchar a sus hermanitos, esperando rezagado, que un día, uno de esos seres tan raros de sólo dos patas, le cogiera en sus brazos.
Y pasaron los días (no muchos, no había motivo de espera) y nuestro Blanc, se hizo a la idea de que pasaría el resto de su vida con su mamá y se puso contento por ello.
Pero poco duró su alegría... y como cada seis por siete, una mano, pero no amiga... le tiró por encima de una alambrada y allí, se vio.... junto a otros desterrados, pobres patitos feos, esperando ahora sí que sí.... a que esa mano amiga APAREZCA.
Y Blanc, sólo pudo sentir una cosa (aparte del frío, que ya le congelaba los huesos): que esto no le suceda a mis hermanos, QUE NO SIGA SUCEDIENDO, QUE NO SIGA!!!!
Esta no es la historia de Blanc, ésta es la historia de miles y miles de perritos... perritos convertidos en patitos feos, tan sólo por ser diferentes, por no tener líneas de sangre, ni genes maravillosos, ni papeles, o simplemente por ser iguales, pero ser un exceso de producto en este mercado de vidas..
Intenta sacar a Blanc de esta rueda sin fin... escribe a
